La granja Green Oil estaba ubicada al sur del río Rojo en Texas, Estados Unidos, era una granja lechera principalmente, pero también tenían ganado ovino, cosechaban algodón y sorgo, en resumen, era una granja muy próspera. Por supuesto, también tenían un galpón para gallinas ponedoras y este tenía a su respectivo gallo, se llamaba Patricio, era sumamente elegante al caminar, cantaba como los dioses, siempre estaba rodeado por lindas gallinas, era muy respetado por todos en la granja, a tal punto que era el consejero sentimental de los diversos animales que habitaban allí.
Una mañana como cualquier otra, Patricio se despertó muy temprano para cumplir con sus labores, se levantó del heno donde dormía y notó que había algo allí, al voltear vio un huevo, blanco como las nubes, un huevo; Patricio palideció y no pudo más que emitir un grito de horror. Inmediatamente todas las gallinas del galpón se despertaron, observando con asombro el huevo que había puesto Patricio.
La noticia corrió rápidamente por la granja, vacas, ovejas, perros, ratones, y hasta los gusanos miraban extrañados a Patricio, era un hecho inexplicable que un gallo hubiera puesto un huevo. Ese día las gallinas no siguieron a Patricio a ningún lado, más bien lo evitaban. Los siguientes días la situación empeoró, las gallinas ya no quisieron que Patricio y su huevo durmieran más en el galpón y lo echaron. Tom, el viejo perro guardián de la granja y líder de sus habitantes habló con Patricio y le dijo que era mejor que ya no volviera a cantar en las mañanas, pues estaba causando malestar entre los habitantes de Green Oil. Tampoco nadie volvió a acercársele para pedir su consejo, esto era lo que más le dolía a Patricio ya que a él le gustaba ser útil y ayudar a sus amigos.
Ante tal situación Patricio pensó que lo mejor era decir la verdad, corriendo el riesgo de ser rechazado nuevamente, aunque también cabía la posibilidad de que lo entendieran. Entonces citó a todos los animales en el galpón y empezó a hablar: Queridos vecinos, los he reunido hoy aquí para contarles mi pasado, de esta manera conocerán mi situación y mis motivaciones. No ha sido fácil tomar esta decisión pero los considero mis amigos y ha llegado la hora de que sepan la verdad. Yo nací hace algunos años en una granja al otro lado del río Rojo, nací siendo una gallina, mi mamá me llamó Patricia.
En el galpón hubo un silencio sepulcral, los unos se miraban a los otros con los ojos desbordados.
Patricio continuó exponiendo su versión: con los años sentía en mi interior que yo no quería ser gallina, no quería estar sentado en un galpón todo el día poniendo huevos, discúlpenme señoras, respeto profundamente su profesión, pero es que no era lo que yo quería para mi vida. Lo que me gustaba era cantar, sentía una profunda admiración por el gallo de aquel galpón, así que en secreto aprendí a cantar como él y además quería verme como él. Entonces empecé a hacer ejercicio para tener más músculos, también me pinte las plumas para diferenciarme de las gallinas. Mi madre no pudo entender este comportamiento y me alejo de su lado, el día que salí de ese galpón fue el más triste de mi vida, camine kilómetros hasta llegar aquí, eso fue hace cinco años. En aquel momento cuando entré a Green Oil, todos me recibieron con tanta amabilidad y dieron por sentado que yo era un gallo, no lo dudaron, así que aproveche para tomar ese momento como un nacimiento a una nueva vida, la vida que siempre había querido.
Se oían murmuraciones de un lado para otro del galpón, Patricio tomó fuerzas para continuar con su discurso:
- Quiero pedirles disculpas a todos, no estuvo bien que les mintiera, pero no los conocía y no sabía cómo iban a reaccionar, no hubiera soportado nuevos rechazos. Ahora que saben la verdad, saben porque he puesto un huevo. Deseo tener a mi hijo y me gustaría que creciera en esta granja, si ustedes me lo permiten.
De nuevo el silencio se apodero del sitio, Tom tomó la palabra:
- Es una decisión que le corresponde a todos los habitantes de la granja, propongo que votemos.
Los demás animales estuvieron de acuerdo, pero antes de iniciar la votación, Luisa, la gallina más vieja del galpón quiso intervenir:
- Quisiera darles a conocer ciertos hechos que pueden ayudarlos a tomar una sabia decisión, hace dos años cuando mi nieto quiso abandonar la escuela por perseguir una gallina de otro corral, fue Patricio quien habló con él y lo hizo entrar en razón. Ahora, mi nieto está pronto a graduarse y quiere formar un hogar con la chica aquella como Dios manda.
Inmediatamente el perro Clancy pidió la palabra:
- Bueno, a decir verdad, yo también tengo que agradecerle a Patricio porque fue él quien convenció a mi esposa de que perdonará mis errores para que pudiéramos estar juntos de nuevo.
De esta manera llegaron a hablar 20 animales sobre los favores que Patricio les había hecho, cuando se hizo la votación el resultado fue unánime.
Patricio se quedó en Green Oil, pudo volver a cantar cada mañana y junto con la maestra de la escuela y el párroco de la iglesia crearon una campaña que se llamó “Respetemos nuestras diferencias y aprendamos de ellas”, la cual tuvo tanto éxito, que las otras granjas vecinas también la implementaron.
Me gustó! felicitaciones. Patricio dejó una huella maravillosa en sus vidas y la comunidad de Green Oil fue consciente de que cada quien es diferente y tiene sus propias metas y motivaciones. Bendiciones.