Mi Vecino
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Mi Vecino

Actualizado: 1 nov 2020


El día domingo, desperté muy tarde, había pasado una pésima noche pensando en Federico. A los 18 años era lo único en lo que pensaba, era mi vecino, vivía en la casa de al frente y desde mi habitación podía ver la suya. La noche anterior Federico se había ido de fiesta y llegó alrededor de las 4 de la mañana, por supuesto estuve despierta hasta que llegó, gracias a las redes sociales y a que él era un chico muy popular en la universidad, podía saber todos sus movimientos. Primero escala en casa de Jen -Federico y Jen estaban de frente mirándose y sacando sus lenguas, hubiera puesto el emoji de vómito pero no podía ser tan evidente- luego shots en el bar de moda, foto de Federico con sus amigos trogloditas babeando por dos rubias en diminutos shorts, seguido por karaoke en una fiesta privada, live de Federico cantando un trap horrendo con las mismas cinco palabras durante toda la canción.


No era que estuviera obsesionada con él, el hecho de conocer algunos detalles de su vida no quiere decir que estuviera día y noche pensando en él. Obviamente mi vecino era muy guapo, medía 1.8 metros, ojos verdes, cabello castaño, piel morena, un cuerpo para morirse y unos hoyuelos que hacían que su cara resplandeciera cada vez que sonreía. A mi favor debo decir que no era la única que se moría por él, la mitad de la población femenina de la universidad también se derretía por él y hasta algún porcentaje de la masculina se podría incluir.


Así que aquel domingo deambule por la casa medio zombie, pensando en iniciar una nueva serie en alguna plataforma digital, estaba indecisa entre Elite o Riverdale, finalmente me decidí por la primera. Estaba tan entretenida que no me di cuenta cuando Federico salió de su casa, lo noté en un pequeño break que hice para ir al baño y vi que su carro no estaba al frente de su casa. Eran las 10pm, pero a dónde podía ir este hombre a esta hora, si mañana tenía clase temprano.


Insisto, no estoy obsesionada con él, inmediatamente entré a las redes sociales, en ninguna había pista sobre su paradero, hmmm, pero a dónde estaba. Terminando la primera temporada de Elite me quedé dormida, el ruido de unos neumáticos que frenaban en seco me despertó abruptamente, al mirar por la ventana vi que era Federico que llegaba a toda prisa, se bajó del auto y entró a su casa sin cerrar la puerta del auto, pasaron 20 segundos, salió con un paquete y se subió de nuevo al auto, arrancó como alma que lleva el diablo. Me quedé muy pensativa, de nuevo esa noche no iba a dormir bien.


Al día siguiente, me levantó la alarma del celular a las 7am, yo tenía la misma clase que Federico, miré por la ventana y su carro estaba afuera, carita feliz. A las 8am ya estaba sentada en clase, pero Federico no apareció. Al entrar al baño escuche que dos de sus amigas decían: “parece que Fede se quedó dormido, como que tuvo una noche ajetreada”, y rieron estruendosamente. Porqué las risitas estúpidas? Nadie se burla de mi Fede, pensé mientras ellas salían del baño. A qué se habrán referido?


Aquella tarde en la biblioteca no podía concentrarme, así que decidí irme a casa, al llegar entre a mi cuarto y me dispuse a practicar mi deporte favorito, espiar a Federico. El estaba acostado en su cama viendo el celular, con él había un hombre que no había visto antes, no era uno de sus amigos de la universidad, sin embargo parecían muy cercanos y el tipejo aquel en un momento empezó a grabar con el celular a Federico, esto me está dando mala espina. En mi estado del carelibro puse desconcertada.


Los siguientes días fueron todos iguales, salida en la noche, paquete que va y viene, grabación con el celular con el amigo y poca asistencia a la universidad. Me temí lo peor, será que Federico ahora es homosexual, pangénero, género fluído o alguna de esas nuevas tendencias? Porque esta semana no lo he visto con mujer alguna. Qué serán esos paquetes? Será que ahora es dealer? Será que en las noches se vuelve drag queen?


Atravesé la calle como una leona, abrí la puerta de la casa de Federico de una patada, lo agarre de los hombros y lo zarandee gritándole: “explícame qué es lo que estás haciendo? No logro descifrarte esta semana”, es lo que hubiera querido hacer pero mi grandilocuente personalidad no me daba para tanto.


Para el día sexto de este comportamiento, las redes sociales casi inertes de Federico revivieron y entonces fue cuando me di cuenta que no era traficante, ni drag queen, era mucho peor, se había convertido en youtuber.





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